Publicado: 7 marzo, 2023
Actualizado: 27 junio, 2023
La sepsis neonatal es una infección del torrente sanguíneo de los recién nacidos que puede ser mortal si no se trata rápidamente. Se ha comprobado que la lactancia materna reduce el riesgo de sepsis neonatal al aumentar la producción de anticuerpos en los lactantes y proporcionarles nutrientes importantes de los que de otro modo carecerían.
La leche materna contiene proteínas antimicrobianas que pueden proteger contra las bacterias y virus que causan infecciones. Los estudios han demostrado que la lactancia materna exclusiva durante al menos cuatro meses disminuye significativamente el riesgo de desarrollar sepsis en los bebés en comparación con los que se alimentan con leche de fórmula o suplementos de leche de fórmula u otras fuentes de alimentos durante este periodo.
La lactancia materna también aumenta la diversidad de la microbiota intestinal, lo que ayuda a proteger contra las infecciones al crear un entorno desfavorable para el crecimiento bacteriano. La combinación de estos factores protectores convierte a la leche materna en una poderosa herramienta para reducir el riesgo de sepsis en los recién nacidos.
En este artículo
Definición de sepsis neonatal
La sepsis neonatal es una infección de los recién nacidos que puede producirse antes o poco después del nacimiento. Se produce cuando una bacteria penetra en el torrente sanguíneo del bebé, provocando una respuesta tóxica del sistema inmunitario. Esto puede causar complicaciones graves, como insuficiencia orgánica e incluso la muerte. Afortunadamente, hay varias formas de reducir el riesgo de sepsis neonatal, como la lactancia materna exclusiva en madres que se han sometido a pruebas de detección de infecciones como el VIH y el HTLV-1. La leche materna tiene importantes antimicrobianos que pueden reducir el riesgo de sepsis neonatal.
La leche materna tiene importantes propiedades antimicrobianas que pueden proteger a los recién nacidos de las infecciones bacterianas y reducir el riesgo de desarrollar sepsis neonatal. La leche materna contiene inmunoglobulinas (anticuerpos) que pueden proporcionar protección pasiva contra ciertos tipos de infección.
Contiene enzimas y proteínas beneficiosas que ayudan a promover una flora intestinal sana, así como glóbulos blancos que ayudan a combatir las infecciones en caso de que se produzcan. Además, la lactancia materna exclusiva también reducirá la exposición a otros fluidos distintos de la leche materna que pueden contener bacterias o virus que podrían causar sepsis neonatal.
Por lo tanto, la lactancia materna exclusiva para las madres que se han sometido a pruebas de detección de enfermedades infecciosas es una forma importante de reducir el riesgo de desarrollar sepsis neonatal en los recién nacidos, proporcionándoles anticuerpos que refuerzan la inmunidad a través de la leche materna y reduciendo su exposición a fluidos o bacterias potencialmente dañinos fuera de la leche materna.
Reducción del riesgo de sepsis
La sepsis es una afección potencialmente mortal que puede producirse cuando la respuesta del organismo a una infección lesiona sus propios tejidos y órganos. La sepsis neonatal es especialmente peligrosa para los recién nacidos, ya que puede provocar lesiones orgánicas a largo plazo e incluso la muerte.
Se ha demostrado que la leche materna reduce el riesgo de sepsis neonatal al proporcionar anticuerpos protectores, hormonas y citoquinas (proteínas inflamatorias) que ayudan a prevenir la colonización bacteriana en el estómago del recién nacido. Además, la leche materna contiene moléculas bioactivas como la lactoferrina y la lisozima, que tienen propiedades antimicrobianas que ayudan a combatir las infecciones.
Estos factores actúan conjuntamente para reducir el riesgo de sepsis en los recién nacidos, reforzando su sistema inmunitario y protegiéndoles de la colonización bacteriana. Además, hay estudios que sugieren que la lactancia materna exclusiva durante seis meses puede reducir aún más el riesgo de sepsis neonatal de aparición temprana. Al garantizar que los recién nacidos reciben una nutrición adecuada únicamente a través de la leche materna durante este periodo de tiempo, los padres pueden proporcionar una protección adicional contra esta grave afección.
Beneficios de la lactancia materna
Se ha demostrado que la lactancia materna reduce el riesgo de sepsis neonatal, una infección en los recién nacidos. La leche materna contiene anticuerpos y glóbulos blancos que refuerzan el sistema inmunitario del bebé y ayudan a protegerlo contra estas infecciones. También ayuda a mantener niveles normales de bacterias buenas en el tracto digestivo del bebé, lo que puede impedir que las bacterias malas se arraiguen.
La leche materna favorece el crecimiento de tejido sano en el intestino del bebé, lo que ayuda a mantener las bacterias nocivas alejadas del torrente sanguíneo. Además, los bebés amamantados tienen menos probabilidades de enfermar porque reciben más nutrientes que los alimentados con leche artificial.
La lactancia materna también ayuda a transmitir algunas sustancias protectoras que se encuentran en el calostro de la madre (la primera forma de leche materna) y que protegen contra la sepsis neonatal antes de que se produzca o disminuyen su gravedad si llega a producirse. Todos estos factores se combinan para reducir significativamente el riesgo de que el bebé desarrolle esta infección.
Impacto de la leche materna en el riesgo de sepsis
La sepsis es una enfermedad potencialmente mortal especialmente peligrosa para los recién nacidos. Se ha demostrado que la leche materna reduce el riesgo de sepsis en recién nacidos y lactantes al proporcionarles protección del sistema inmunitario.
Los anticuerpos, proteínas y enzimas que se encuentran en la leche materna ayudan a proteger a los bebés de las infecciones y, al mismo tiempo, pueden combatir las infecciones existentes. Los ácidos grasos presentes en la leche materna también se han relacionado con una mejor salud intestinal, lo que reduce aún más el riesgo de infección.
La leche materna humana se ha asociado a un aumento de las bacterias beneficiosas que ayudan a equilibrar las bacterias resistentes y evitan la colonización de estas cepas bacterianas potencialmente dañinas. Por último, las investigaciones sugieren que la lactancia materna puede ayudar a reducir la inflamación en los recién nacidos, lo que contribuye a protegerlos contra la sepsis y otras afecciones como la enterocolitis necrotizante (ECN).
Protección contra las infecciones
La leche materna contiene anticuerpos que ayudan a proteger al lactante contra las infecciones. Las investigaciones sugieren que los lactantes alimentados exclusivamente con leche materna tienen menos probabilidades de desarrollar septicemia que los alimentados con leche artificial. La presencia de factores inmunitarios en la leche materna ayuda a reducir el riesgo de infecciones bacterianas y disminuye la inflamación del organismo, lo que puede evitar el desarrollo de sepsis.
Como la leche materna se produce a diario, proporciona constantemente un nuevo suministro de compuestos de defensa inmunitaria contra las infecciones. Esto ayuda a mantener actualizado el sistema inmunitario del lactante frente a las amenazas actuales y aumenta su capacidad para resistir a los agentes patógenos y otros cuerpos extraños que puedan entrar en su organismo.
La lactancia materna también proporciona protección adicional al reducir el contacto con posibles fuentes de infección, como superficies insalubres, biberones o juguetes compartidos, o agua o alimentos contaminados. Esto ayuda a mantener al mínimo la exposición del lactante a agentes patógenos y reduce aún más el riesgo de que desarrolle sepsis.
Fortalecimiento del sistema inmunitario
La leche materna es una fuente inestimable de nutrientes y anticuerpos que ayudan a desarrollar el sistema inmunitario del bebé. Se cree que los componentes especiales de la leche materna, como las citocinas, la IgA y la lactoferrina, reducen el riesgo de sepsis neonatal en los recién nacidos.
Las citoquinas liberadas por la leche materna pueden regular la producción de otras moléculas inmunológicas, como los anticuerpos, que protegen contra las infecciones. La IgA es un anticuerpo producido por las glándulas mamarias que ayuda a evitar que las infecciones pasen al torrente sanguíneo a través de las células epiteliales.
La lactoferrina también actúa para alejar el hierro de los patógenos, impidiendo que crezcan o se reproduzcan en el organismo. Además, las investigaciones han demostrado que ciertos compuestos presentes en la leche materna pueden incluso interactuar con los microbios de forma que les impidan causar enfermedades graves como la meningitis o la sepsis. La lactancia materna no sólo beneficia la salud general del bebé, sino que también ayuda a fortalecer su sistema inmunitario y reduce el riesgo de que desarrolle sepsis neonatal.
Conclusiones: Beneficios a largo plazo
Los beneficios a largo plazo de la leche materna son numerosos y pueden ayudar a proteger a los bebés de muchas enfermedades.
En primer lugar, la leche materna contiene anticuerpos que combaten infecciones como la sepsis neonatal. Los anticuerpos que se encuentran en el calostro proporcionan una línea de defensa adicional para los recién nacidos contra esta infección mortal. En segundo lugar, la investigación ha sugerido que la lactancia materna puede tener un efecto positivo en el desarrollo del sistema inmunitario del bebé, lo que ayuda a reducir su riesgo de padecer otras enfermedades infecciosas.
Por último, estudios a largo plazo han demostrado que los niños alimentados exclusivamente con leche materna durante su primer año de vida tenían un menor riesgo de desarrollar alergias o padecer cualquier tipo de enfermedad respiratoria más adelante. Esto indica que los efectos protectores que proporciona la lactancia materna continúan incluso después de haber finalizado el destete.
En conclusión, aunque hay muchos beneficios a corto plazo asociados a la lactancia materna, está claro que también hay ventajas a largo plazo; estos beneficios incluyen proporcionar protección contra la sepsis neonatal y mejorar el desarrollo del sistema inmunitario del niño para reducir su riesgo de padecer otras enfermedades infecciosas más adelante en la vida.