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La fiebre es un síntoma frecuente en los bebés y suele ser señal de que el cuerpo está combatiendo una infección. La fiebre se produce cuando la temperatura corporal se eleva por encima de su rango normal, que en el caso de los bebés puede oscilar entre 97 °F y 100,3 °F. La fiebre está causada por diversos factores, como infecciones víricas o bacterianas, dentición, vacunas y sobrecalentamiento.
Es importante bajar la fiebre de un bebé porque las fiebres altas pueden causar malestar y, en algunos casos, provocar convulsiones. Además, si no se trata, la fiebre alta también puede causar deshidratación o dañar órganos debido al rápido aumento de la temperatura corporal. Algunas formas eficaces de bajar la fiebre de un bebé son darle medicamentos sin receta como paracetamol o ibuprofeno (según las indicaciones del pediatra), aplicarle compresas frías en la frente o bañarlo con agua tibia. Es importante que los padres o cuidadores controlen regularmente la temperatura del bebé y consulten con su pediatra si les preocupa el estado de salud del niño o los síntomas relacionados con la fiebre.
Causas de la fiebre en los bebés
La fiebre es un síntoma frecuente en los bebés que puede deberse a diversos factores. La causa más frecuente de fiebre en los bebés es una infección. Las infecciones víricas, como los resfriados, la gripe y la varicela, pueden causar fiebre en los bebés. Las infecciones bacterianas, como las infecciones de oído, la neumonía, las infecciones del tracto urinario y la faringitis estreptocócica, también son posibles causas de fiebre.
Otra posible causa de la fiebre de un bebé puede ser la dentición. La dentición es el proceso de salida de los primeros dientes a través de las encías, que suele ocurrir entre los 4 y los 7 meses de edad en la mayoría de los bebés. La fiebre debida a la dentición puede ser leve y no suele superar los 38 °C (100 °F).
Otras causas menos frecuentes de fiebre en los lactantes son las inmunizaciones o vacunas y determinadas afecciones médicas que afectan al metabolismo o a las hormonas, como el hipertiroidismo o el lupus.
Es importante controlar regularmente la temperatura de tu bebé y consultar con su pediatra si te preocupa algún síntoma que experimente junto con la fiebre. Además de pedir consejo médico a los profesionales, hay algunos remedios caseros eficaces que pueden ayudar a controlar la temperatura de tu bebé en casa de forma segura y sin medicación.
Cómo identificar la fiebre en los bebés
La fiebre en los bebés puede ser motivo de preocupación para los padres, sobre todo para las madres o padres primerizos. Los bebés son más susceptibles a las infecciones que los adultos; por eso pueden tener fiebre con frecuencia. Es fundamental identificar rápidamente los signos y síntomas de la fiebre en los bebés. El signo más frecuente de fiebre en los bebés es un aumento de la temperatura corporal por encima de 100,4 grados Fahrenheit.
Aparte de una temperatura corporal elevada, otros signos de que tu bebé puede tener fiebre son irritabilidad, disminución del apetito, letargo o somnolencia, inquietud o llanto excesivo y dificultad para dormir. Si observas alguno de estos síntomas en tu bebé y sospechas que tiene fiebre, es importante tomarle la temperatura con un termómetro preciso.
En conclusión, identificar precozmente la fiebre en los bebés es crucial para un tratamiento y unos cuidados adecuados. Es esencial prestar mucha atención a cualquier síntoma que presente tu hijo y consultar rápidamente a un pediatra si es necesario. Además, los padres pueden proporcionar remedios caseros eficaces, como líquidos o reposo, antes de acudir al médico si el niño presenta síntomas leves.
Remedios caseros para bajar la fiebre en los bebés
Dar líquidos al bebé
Cuando un bebé tiene fiebre, es crucial asegurarse de que se mantiene hidratado. La mejor forma de hacerlo es ofreciéndole líquidos con regularidad. Puedes darle agua, leche artificial, leche materna o bebidas electrolíticas adecuadas para su edad. Es importante no ofrecerle zumos de fruta sin diluir, pues contienen grandes cantidades de azúcar que pueden causar diarrea y aumentar el riesgo de deshidratación.
Ofrécele pequeñas cantidades de líquido con frecuencia a lo largo del día, en lugar de grandes cantidades de una vez. Esto facilita que el organismo de tu bebé absorba y procese los líquidos eficazmente. Si tu bebé se niega a beber nada, puedes intentar ofrecerle líquidos fríos o polos hechos con zumo diluido.
También es esencial controlar su ingesta general de líquidos, así como los pañales mojados. La deshidratación puede ser peligrosa en los bebés, así que si observas menos pañales mojados o signos de deshidratación como boca y piel secas u ojos hundidos, busca atención médica inmediatamente. Recuerda que la hidratación desempeña un papel esencial en el control de la fiebre en los bebés, así que asegúrate de que les das suficientes líquidos durante este tiempo.
Vestir al bebé con ropa ligera
Cuando un bebé tiene fiebre, es importante vestirlo con ropa ligera para ayudar a regular su temperatura corporal. Los tejidos ligeros de algodón o muselina son ideales para este fin, ya que permiten que la piel respire y evitan el sobrecalentamiento. También es importante evitar la ropa ajustada, que puede restringir el flujo sanguíneo y causar molestias.
Además de elegir los materiales adecuados para la ropa, los padres también deben considerar la posibilidad de vestir al bebé por capas, en lugar de ponerle una sola prenda pesada. De este modo, los padres pueden ajustar fácilmente el número de capas en función de las fluctuaciones de la temperatura corporal del bebé a lo largo del día.
Conviene señalar que, aunque vestir al bebé con ropa ligera puede ser útil para controlar la fiebre, no debe sustituir al tratamiento médico prescrito por un facultativo. Cuando trates la fiebre en casa, consulta siempre al pediatra para que te oriente sobre la dosis de la medicación, el control de los síntomas y cuándo buscar atención médica si es necesario.
Usar un baño tibio para bajar la fiebre
Un baño tibio es un remedio casero sencillo pero eficaz para bajar la fiebre a los bebés. Este método funciona ayudando a regular la temperatura corporal y a enfriar la piel sobrecalentada, lo que puede ayudar a reducir la fiebre. Para utilizar este remedio, llena una bañera o palangana con agua tibia (alrededor de 90-95 grados Fahrenheit) y coloca a tu bebé en ella durante unos 10-15 minutos.
Durante el baño, puedes utilizar una toallita suave o una esponja para frotar suavemente la frente, los brazos, las piernas y otras partes del cuerpo de tu bebé para ayudar a bajar aún más su temperatura. Después del baño, seca a tu bebé con una toalla y vístele con ropa cómoda que no sea demasiado pesada ni ajustada. Ten en cuenta que nunca debes utilizar agua fría ni baños de hielo, ya que pueden provocarle un shock o escalofríos.
Es importante tener en cuenta que utilizar sólo un baño tibio puede no ser suficiente para bajar completamente una fiebre alta. Si tu bebé tiene una fiebre superior a 38 grados Celsius (100,4 grados Fahrenheit), se recomienda buscar atención médica inmediatamente, ya que podría indicar una infección o enfermedad subyacente que necesita tratamiento profesional.
Utilizar una compresa fría para bajar la fiebre
Una de las formas más eficaces de bajar la fiebre a los bebés es utilizar una compresa fría. Este remedio consiste en colocar un paño húmedo sobre la frente, los pies o las axilas de tu bebé para ayudar a bajar su temperatura corporal. El agua fría ayuda a reducir el calor que irradia la piel y a bajar la fiebre general.
Para crear una compresa fría, puedes empapar una toallita limpia en agua fría o utilizar una bolsa de hielo envuelta en una toalla. Coloca la compresa sobre la piel de tu bebé durante 10-15 minutos seguidos y repítelo según sea necesario hasta que empiece a bajar la fiebre.
Es importante tener en cuenta que, aunque el uso de compresas frías suele ser seguro, no deben utilizarse durante periodos prolongados ni si tu bebé está temblando. Además, busca atención médica si la fiebre de tu bebé persiste más de tres días o si presenta otros síntomas preocupantes, como dificultad para respirar o deshidratación.
Reposo del bebé
Una de las formas más eficaces de bajar la fiebre a los bebés es dejarles descansar. Cuando la temperatura corporal de un bebé sube por encima de lo normal, puede ser muy agotador para sus pequeños cuerpos. Por tanto, descansar es esencial durante este tiempo, ya que permite al cuerpo conservar energía y centrarse en la curación.
Para que tu bebé descanse lo suficiente, es aconsejable crear un entorno propicio para el sueño. Esto puede conseguirse procurando que la habitación sea silenciosa, fresca y oscura. También puedes considerar la posibilidad de utilizar una máquina de ruido blanco o poner canciones de cuna suaves para tranquilizar a tu hijo.
Vale la pena señalar que, aunque el reposo puede ayudar a reducir la fiebre en los bebés, nunca debes dejarlos dormir demasiado tiempo sin vigilarlos. Debes controlar su temperatura con regularidad y buscar atención médica si es necesario. Además, asegúrate de que tu bebé se mantiene hidratado dándole abundantes líquidos, como agua o leche materna, durante este tiempo.
Síntomas que requieren atención médica inmediata
Si cuidas de un bebé con fiebre, es importante saber cuándo sus síntomas requieren atención médica inmediata. Las fiebres altas, sobre todo las que duran más de dos días, pueden ser signo de una infección o enfermedad grave. Además, si tu bebé experimenta deshidratación grave o dificultad para respirar, busca atención médica inmediatamente.
Otros síntomas que pueden requerir atención urgente son los ataques o convulsiones, los vómitos o diarreas persistentes y el letargo o la falta de respuesta. También es importante vigilar de cerca la temperatura de tu bebé y buscar atención médica si le sube la fiebre por encima de 103 °F.
Aunque existen remedios caseros eficaces para bajar la fiebre del bebé, como el uso de compresas frías y la administración de medicamentos antifebriles bajo la supervisión de un profesional sanitario, es crucial reconocer los signos que indican que es necesaria una intervención médica más seria. Consulta siempre con el pediatra de tu hijo si te preocupa su salud.