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Después de haber pasado por un embarazo y de observar detenidamente todos esos cambios en tu cuerpo, seguramente estás muy interesada en recuperar esa figura que tenías antes y verte bien. ¿Te pasa que te miras en el espejo una y otra vez y no logras sentirte satisfecha de como se ve tu cuerpo después del embarazo aun cuando estás haciendo un gran esfuerzo por perder esas libras de más? Si esto te está sucediendo, tal vez es porque hay algo en lo que no te has fijado mucho y que está impidiendo que adelgaces.
Para una mujer que ha tenido todos los cuidados y precauciones para conseguir una figura deseada, el no poder bajar de peso después del parto es una situación desesperante. Seguramente te estarás preguntando ¿por qué hago dieta y no consigo adelgazar? Pues aquí te mostraré algunas de las posibles razones por las cuales se dificulta la pérdida de peso:
No moverse o moverse poco
A veces no basta con seguir una dieta rigurosa, también es necesario moverse para que el cuerpo queme las calorías que se ingieren con los alimentos, de lo contrario el cuerpo las almacena en forma de grasa, y los resultados no se hacen esperar. Un buen consejo es que hagas ejercicio.
La ausencia de actividad física no es la mejor opción si quieres bajar de peso. Estar quieta aumenta la ansiedad y afecta el estado de ánimo. Si estas todo el tiempo sentada, y te ejercitas poco, será difícil quemar calorías.
Pequeños cambios en el menú
Realizar pequeños cambios o modificar una dieta sana, es un error común en quienes buscan reducir medidas. Estos cambios traen como consecuencia fatiga y hambre.
La retención de líquidos
Este problema casi siempre es causado por la ingesta excesiva de sodio. La sal además puede producir várices y celulitis.
Los anticonceptivos
Después de dar a luz es normal que muchas mujeres utilicen algún método anticonceptivo. Es conocido que estos en algunos casos están asociados al aumento de peso, pero no siempre, así que este no debe ser un motivo para dejar de usarlos.
El factor genético
Aunque la genética no puede modificarse, si puedes adoptar hábitos saludables que limiten la subida de peso.
El mal uso de medicamentos para bajar de peso
En el mercado podemos encontrar una gran cantidad de pastillas, malteadas, y geles para adelgazar rápido sin esfuerzo. Unos funcionan y otros no. Cuando dejas de consumir un medicamento de este tipo, vuelves a subir de peso, eso es crear dependencia.
Saltarse comidas
A veces por el afán de lucir más delgadas, o por atender ciertos afanes de madre, algunas mujeres optan por suprimir alguna comida durante el día. Cabe aclarar que esta no es una solución para bajar de peso, por el contrario, hay estudios científicos que demuestran que las personas que saltean comidas tienen hasta un 4.5 más de riesgo a ser obesas, así lo demuestra un estudio realizado por el American Journal of Epidemiology
Comer con apuro
Un estudio realizado por la American Dietetic Association demostró que cuando comes apurada, puedes consumir hasta 66 calorías más que quienes lo hacen despacio. Además este hábito provoca una ingesta excesiva de aire. Cuando comemos despacio masticamos mejor y nuestro cuerpo asimila mejor los nutrientes.
Comer de más
Aún si estas comiendo de manera saludable, si comes en exceso no será fácil bajar de peso.
Dormir pocas horas
Seguramente ahora que eres madre, tu bebé no te deje dormir lo suficiente, o puede que estés muy ocupada como para tirarte a hacer una larga siesta, pero ¿qué tiene 99que ver dormir con mi peso? Pues mucho: es sencillo, entre menos duermes, más hambre sientes. Al dormir poco, gastas pocas energías y tu organismo almacena más grasa.
No fijarte en las etiquetas de lo que compras
Es importante que leas y sepas cuantas calorías contiene lo que estás echando en tu cesta. En este sentido, es mejor si te inclinas por lo natural y saludable y evitas bollería y embutidos. Trata de ser muy precavida, algunos alimentos que prometen ser light en realidad no lo son, y algunos panes integrales no son tan saludables como parecen.
Tomar bebidas azucaradas, gaseosas, y el alcohol
Aunque para una madre afanada comprar refrescos gaseosos parezca una buena opción, estos tipos de bebidas lo único que en realidad aportan a tu cuerpo son grandes cantidades de azúcar, lo que significan calorías directas. Por otro lado, el consumo de alcohol desencadena una intensa sensación de hambre.