Conoce sobre las cirugías realizadas al feto

Publicado: 20 agosto, 2015
Actualizado: 30 diciembre, 2015

Dentro de las disciplinas médicas hay una relativamente joven como es la cirugía fetal. Las primeras intervenciones se hicieron a mediados de 1995 y en 1999, ocurrida en España. Es un procedimiento que ocurre cuando el feto se encuentra todavía en el útero de la madre y se hace en caso poco frecuentes, la estadísticas apuntan que un solo caso de cada 1000 embarazos. Sin embargo, el potencial es alto. Se realiza este tipo de intervención cuando el bebé presenta algún tipo de enfermedad o malformación que puede provocarle la muerte o secuelas muy graves. Y una vez hecho esto se busca curarlo o al menos retardar el desarrollo de la enfermedad para que llegue al nacimiento y poder operar al niño una vez nacido. Este tipo de cirugías puede mejorar enormemente la calidad de vida de los bebé e incluso salvarlos.

Indudablemente operar un feto no es tarea fácil. Es un paciente inmaduro, blando y muy pequeño, además está dentro de otro paciente, el cual no para de moverse. Además, está dentro de un líquido y envuelto en membranas muy frágiles que lo protegen y que el médico perfora para acceder al interior del útero.

En los últimos años se han ido desarrollando nuevas técnicas y nuevos instrumentos cada vez más finos y pequeños para las limitaciones en dichas cirugías de alto riesgo y evitar al máximo complicaciones como la rotura de membranas o el parto prematuro. Todas las intervenciones se hacen mediante endoscopia, conocida como fetoscopia. Igualmente se aplican a los adultos y pertenecen al concepto de lo que se conoce como cirugía invasiva. Los instrumentos que se utilizan en la fetoscopia son muy largos y muy pequeños que los que se utilizan en una endoscopia habitual y permite operar a fetos por arriba de las quince semanas y hasta aproximadamente las treinta semanas.

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El objetivo principal de la cirugía fetal es el corregir las graves malformaciones fetales cuando dicha corrección pueda permitir minimizar las secuelas que se derivan de dichas malformaciones. Un ejemplo de ello es la corrección de los problemas obstructivos urinarios durante la vida fetal el cual permite la recuperación total del tejido renal sin secuelas, o que la derivación precoz de la hidrocefalia fetal disminuye significativamente la incidencia de retraso psicomotor secundario a la misma cuando la cirugía se realiza tras el parto u otro ejemplo es como la corrección intraútero de la hernia diafragmática permite un desarrollo pulmonar adecuado muy superior al que se logra con la intervención postparto.

Sin embargo, la mortalidad de la cirugía fetal aún es alta lo que todavía condiciona la selección de los pacientes susceptibles de recibir estos tratamientos, de ahí que todavía sea un terreno experimental.

Entre la clasificación clásica llamada Harrison de las patologías fetales para recibir una cirugía se establece en seis grupos: Malformaciones que se corrigen mejor después del parto, malformaciones incompatibles con la vida, malformaciones que recomiendan una cesárea, malformaciones que deben ser tratadas antes del parto, las más importantes de este grupo son: hidrocefalia, obstrucción severa de las vías urinarias, hernia diafragmática, bloqueo cardiaco completo, malformaciones faciales, teratoma sacrococcigeo.

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